domingo, 9 de mayo de 2010

La fragilidad de lo humano

Me complace presentar la primera colaboración del blog a cargo de mi estimado camarada René Gallardo...una interesante reflexión sobre la condición humana (con dichos del abuelo incluidos), que la disfruten!


LA FRAGILIDAD DE LO HUMANO.

A lo largo de nuestra vida hemos escuchado y pretendido asimilar un término que es muy socorrido y aludido para demostrar que es de índole sencilla, lo humano, del que algunos hablan marginalmente. Por un gran número de personas (o por todas las personas) y, en general, por un gran número de eruditos, estudios, antropólogos, literatos, personajes que han repercutido en la historia, celebridades, etc.

Ciertamente, advertiremos que el presente trabajo, no trata de manera marginal el término humanus, si no de connotar en general y, a grandes rasgos este término, se escucha por doquier y en todos lados hablar de lo humano, o mejor dicho, del hombre como un ente capaz de decidir, pero ¿qué es lo humano?, aseguramos y denotamos que lo humano es, aquello que identifica a un hombre, o lo diferencia de los demás entes, vale decir, que con esto no se pretende fragmentar las acepciones tan ricas e implacables, que el término presente tiene en sí mismo. Por este hecho, abordaremos el término humano desde la perspectiva del hombre cotidiano, y, ya que esta acepción es muy quebrantable, y ha caído en muchas tergiversaciones cotidianas, a saber, que también podríamos decir de esto el olvido en el que ha quedado el término y su acepción más amplia.

Humanus podría decirse es, diferenciar a un hombre de un animal, dicho con otras palabras, es lo que dignifica a un hombre en general, que este término sea propio del hombre, hace poner en duda si realmente el termino puede significar lo que mienta, esto abre un serie de cuestionamientos que parecen visibles al poner en tela de juicio el titulo del actual compromiso que se suscita, dentro de un contexto social en el siglo XXI una de las primeras cuestiones sería ¿Qué es lo humano?, responder esta pregunta no es cosa sencilla, ya que deja entrever que la respuesta está contenida en la pregunta misma sin titubeo alguno, pues bien, cuestionar sobre lo humano, sería hablar de lo humano mismo y, a su vez, esto que es propio del hombre.

Ahora bien, antes de seguir con el examen y por el camino que nos lleve a elucidar lo que sea o lo que pueda ser lo humano, o lo perteneciente a esta acepción y, a su naturaleza, en sentido estrictamente de las acepciones apegadas al hombre, es menester que se haga hincapié en la pregunta que se formuló ¿Qué es lo humano? Y que está sea replanteada y repensada en consecuencia de lo que mienta y así cabe hacer la pregunta: ¿En qué sentido el hombre habla de lo humano y, por así decirlo, qué tarea le queda al hombre mismo en su compromiso con lo humano?

Que de lo humanus se hable en todo momento y, sea debate central de nuestra época, dicta que el hombre es incapaz de verse así mismo, como humanus en sensu stricto, subsumido en mundo plagado de la era tecno-científica, en la que la Ciencia, Biología, Física y Filosofía intentan repensar esta indagación, o mejor dicho, cualquier ciencia de las antes mencionadas, se encuentre en una posición reveladora que tengan que regresar a temáticas olvidadas, la importancia y relevancia de esto es que el hombre tiene: Libertad, Existencia, Responsabilidad, Angustia, etc., en cierta medida nos es tarea fácil, debe advertirse aquí, ya que el comprometerse con una postura ostentaría el dejar de lado todas las demás y aceptaría polémicas y halagos otorgados al adherirse a cualquier corriente de estas. De lo que se trata aquí es de guardar una postura equilibrada, sin omitir las diversas corrientes en la historia del pensamiento, y por supuesto, desde el pensamiento filosófico, equilibrar una acepción en general.

Ya que hemos replanteado la pregunta, que ya había sido formulada no demos tantos rodeos y, entremos en materia. Lo humano es un tema primordial para todo aquel que estudia o se vincula con alguna de la ciencias del espíritu o cualquier ciencia dura, como propiamente las llamo Dilthey y, sin embargo, es un tema que no ha sido tomado tan a ligera, de esto se puede hablar y representar en el fundamento de la condición del hombre como un ente que por el simple hecho de ser esta comprometido con lo humano y, no consigo mismo.

Ahora bien, del hombre se habla como un ente individualizado y, que representa su compromiso con su prójimo de forma en que carece de algo, a saber, el hombre que vive en la ciudad tiene una forma de asimilar lo que sucede en su alrededor y, de este modo el hombre que vive en la provincia asimila de forma no muy distinta que el de la gran ciudad, si preguntásemos que es lo piensan ambos tanto el de la provincia como el de la ciudad de lo humano, obviamente serian dos respuestas muy diferentes la una de la otra. Lo mismo pasa con las especulaciones que ambos puedan tener respecto de un hombre campirano y que se encuentra alejado de la ciudad. En este sentido, el hombre de la ciudad preguntaría existen hombres viviendo en el campo que clase de personas son, el de la provincia sin duda respondería; Sí, estos hombres son el motor proveedor de materia prima para que diversas cosas, estén a tu alcance. Como la tesis muy aludida por los fisiócratas y que viene desde de San Simón “Si muere un empresario ó un rey no pasa nada, pero si muere un campesino pasa todo, comienza a fisurarse el sistema al que está sujeto-campesino.

Los terminos tienen una colación muy pertinente, dicho sea de paso, el comportamiento que tienen los sujetos citadinos es muy similar al de los provincianos, del mismo modo que ambos están inmiscuidos en un tenor muy similar tanto el uno del otro. Ciertamente podemos asumir una postura que se pueda asimilar, de lo humano que le concierne al hombre valga la redundancia, podríamos ver reflejado en algunos filmes específicos como lo son el por ejemplo ‘Nosotros los pobres’ de Ismael Rodríguez en 1947 (un melodrama del mexico arrabalero, sin duda, la película más taquillera del cine mexicano, monumento fílmico de la cultura popular). Es muy difícil hablar de Nosotros los pobres y valorar objetivamente su visión de la Ciudad de México. Es un desafío a la exégesis. La variedad de sus estilos, su acendrado barroquismo y sus proyecciones sentimentales invalidad cualquier juicio severo o cualquier tentativa de rápida liquidación. Es un nefando producto populachero y todo lo contrario al mismo tiempo. Existe como una piedra de toque del cine mexicano, como un objeto maravillosamente monstruoso, como un sujeto independiente. Tiene mayor fuerza y vida que todo el cine del año realizado en su conjunto. Nosotros los pobres es, hoy, un hecho cinematográfico que administra sus defectos y exageraciones para ahondar en la eficacia de sus efectos.[1]

En el que se retrata la diversidad y asimilación de la vida, la experiencia que cada cual lleva en sus momentos más críticos y, sus situaciones límite, que especialmente juegan un rol original de la importancia en la que el hombre es quebrantable, contenida a lo largo de la película, verbi gratia, aludir al refrán que expondría esta idea: Machete, porque te doblas, siendo de tan fino acero, como cuando el hombre no tiene dinero .

Si podríamos saber cuál es la diferencia entre el concepto que pueda desglosar un hombre citadino, de un hombre campirano, provinciano no es para hacer una escisión entre lo que el concepto por si mismo mienta. El significado, que nos puedan otorgar cualquier individuo, será distinto del cualquier otro sujeto, empero, esto no es causa de escándalo, púes seria un drama intentar proponer miles de acepciones que pudiese tener el termino mismo. En este sentido, tiene que ver como lo hacen ver diversos postulados, no con aquello que este desligado de la cultura, de él avance científico, del progreso social, etc., en este horizonte es donde se encuentra el mismo concepto, donde busca su forma más originaria.

Nuestro término, puede obtener diversas connotaciones de la que ofrezca solo un mero sentido, pero en este caso, todas estas acepciones estarían como un simple adorno, pero al decir, adorno no me refiero en forma despectiva, si no por el contrario a la riqueza de la que se habla del término, que se encuentra en una acepción muy expectante, ya que al parecer se encuentra dirigida por el porvenir que se ofrece hoy dia y las mejoras que el hombre puede alcanzar al subirse a un tren de falsa ilusión, el carácter tecno-científico en el que el hombre esta subsumido, pondera demasiado el meditar acerca de lo que signifique lo humano, ahora podemos observar a las personas, diciendo: mira ese hombre tiene un carro, de tal marca, o viste de tal forma, eso lo que te hace ser humano, o mejor aún, hombre, eso quita gran parte de la dignidad humana.

La realidad es que hoy día, nadie se detiene a preguntar sobre lo humano, pues ciertamente, el tren del porvenir parece que no tiene un aterrizaje seguro, no obstante, si su aterrizaje es fortuna para algunos, se tendría que cuestionar si es seguro o no este, ó a costa de que se podrá obtener toda falsa esperanza que se ha propuesto. Parece que la tecno-ciencia no sabe ni ella misma cuál es su alcance, mucho menos sabe si es posible controlar todo lo que este dentro de su margen de estudio. A esto, podríamos traer a colación las diversas catástrofes, que sean suscitado a lo largo del progreso cientificista.

Ahora bien, la crudeza con la que se retrata la cara de la vida en el filme de Ismael Rodríguez ‘Nosotros los pobres’ (desde ahora Np), es la contra de dos mundos tan distantes y a la vez tal a la par el uno del otro. Por un lado, las personas que se encuentran en los suburbios, los más golpeados por la crudeza de la vida y, el valor con que se enfrentan a este pese a todas las vicisitudes que puedan tener.

CONTINUARÁ...







[1] Blanco, José. La aventura del cine mexicano. México: Editorial Posada, pp. 121-122.

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